Hola a todos:
Muchos de los que enriquecen las páginas de este foro de montaña con sus reportajes saben que el esquí de travesía es pasión y que, en ocasiones, exige de grandes esfuerzos. Como, por ejemplo, madrugar para los que no vivimos al lado mismo de las montañas:

Pero todo tiene su recompensa, y unas horas y varios centenares de kilómetros después, se llega al destino elegido: Santa María del Puerto (Somiedo):

El día amanece soleado y, como no es cuestión de desaprovecharlo, hay que apresurarse monte arriba. Me encuentro con un pequeño inconveniente, que se resolvería con cincuenta metros de porteo:

Mi destino hoy es el valle de la Salgada, situado entre el Puerto de Somiedo y el valle del Lago, y que fue escenario de violentos combates durante la Guerra Civil española. Que nadie piense que voy solo:

En cuanto tomamos altura, aparecen las primeras cornisas, que es necesario flanquear. Mi amigo "secretario" y yo las superamos a una respetuosa distancia:


Alcanzamos la sierra del Rebezu, una pequeña cordillera con alturas cercanas a los 2.000 m y donde se encuentra la puerta al valle de la Salgada. Asomándose cuidadosamente descubrimos la que será nuestra peculiar y personal estación de esquí del día:

Seguimos la divisoria de aguas hasta el paso habitual, por donde transcurre el viejo camino entre el Puerto de Somiedo y el Valle del Lago. ¡Cualquiera se atrevía a acortar por los corredores!

Por este paso los republicanos del batallón García (formado por anarquistas de El Bierzo, socialistas de Laciana, algunos comunistas asturianos y un centenar de milicianos voluntarios de Somiedo) se deslizaron sigilosamente en octubre de 1936 para asestar un golpe certero a los soldados franquistas instalados en el Puerto. En el centro de la fotografía se aprecia con algo de dificultad el pueblo de Valle del Lago y, más a lo lejos, el Pico el Michu (tiene un puntito blanco de nieve, 1.766m) y la Pena Negra (1.830m), todo a la derecha de la imagen y que separa Somiedo de Teverga:

De nuevo, "Secretario" y yo le entramos al valle con cuidado, evitando las traicioneras cornisas que, ese día, iban a provocar avalanchas de cierta consideración:

Los pobres soldados que se mataron aquí en la Guerra Civil hubieran dado todo por la nieve, porque cuando nevaba los frentes permanecían en calma, al menos en esta zona. Vista del Paso del Rebezu con las pacíficas huellas de mis esquís:

En mayo de 1937 iba a ser el turno del Ejército de Franco que, reforzado con marroquíes de la Mehal.la de Gomara, desalojó a punta de cuchillo a los soldados republicanos del 272.º. Una vista del valle de la Salgada, con Peña Salgada (1.978m) en el centro de la imagen y Peña Valdecuélabre (1.926m) a la derecha:

Me inspiran una gran lástima estos soldados indígenas que combatieron en una guerra que ni siquiera entendían, a la que fueron convocados a cambio de un lata de aceite y algunos otros alimentos para sus familias y que cuando morían, en montañas como éstas, nadie se molestaba en enterrar:

Después de un foqueo ligero que asciende suavemente el valle de la Salgada, me encuento con la espectacular estampa del Cornón (2.188m), la mítica cumbre del GRAT:

La Sierra del Rebezu o Cuerda de la Salgada es una cadena montañosa que solamente tiene un paso, además del que sigue el camino PR AS 16. El paso se llama "corredor Celestino", en honor a mi primo de Pola de Somiedo que, un verano, con una absoluta normalidad dijo "bajamos por aquí". Es la estrecha lengua de nieve del centro de la imagen:

Mientras descansaba con mi perro de alquiler, un ruido atronador nos sobresaltó. Pensamos que habían regresado los soldados al valle pero se trataba solamente de una cornisa desprendida:

Todavía iban a durar unos meses los combates por estas cimas, con valientes y mortíferos ataques de los soldados republicanos para intentar recuperar las posiciones perdidas. Finalmente, la línea del frente se estabilizaría en esta zona hasta el final de la guerra. Aquí va una fotografía de la Peña Salgada, con una cornisa a la izquierda de helar la sangre:

Un valle absolutamente recomendable, que tuve la suerte de poder disfrutar en soledad, evocando a aquellos hombres y mujeres que se jugaron por sus ideales y que dejaron su espíritu vagando, en libertad, por entre estas montañas:

Saludos al foro de Leita,
Alon